
-Resistiré como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie -dijo.
-Simeón el
estilita vivía feliz y contento en lo alto de una columna, ajeno a la conversación
-respondió.
-No creo que fuese ningún
dechado de convivencia, en todo caso lo sería de la más cruda soledad -dijo.
-Y el logos se hizo
carne- respondió.
-Bueno, lo que está escrito, escrito está, y
las futuras generaciones lo descubrirán a través de la lectura de los salmos
bíblicos, sin dejar de degustar el rico salmorejo, los huevos de Napoleón o el salpicón
de mariscos, y a buen seguro que no caerá en saco roto, ya que quiérase o no
desplegarán la bandera de la comunicación en el banquete, no siendo ninguna
rémora sino adalides del progreso de la Humanidad-dijo.
-Está bien. De todos
modos se enfrenta uno a sus despertares como puede o quizás como le dejen-respondió.
-Así, a las primeras
horas del día el hombre tenía por costumbre fumarse un pitillo en la ventana después
de desayunar, el sitio asignado por la pareja, cuando en las calles reinaba el silencio,
encontrándose la gente descansando a esas horas en sus respectivos lechos -dijo.
-Hombre, ¿y no sería
más confortable fumar en la cocina después del desayuno?-respondió.
-Eso es fácil de articular,
pero los requerimientos de la pareja discurrían por las antípodas, cogiéndoselo
con papel de fumar -dijo.
-Y apuntaba entre
otras reflexiones que cualquiera podría conseguir el trágico pasaporte
cancerígeno sin advertirlo, inhalando el humo en tan comprometido espacio -respondió.
-No creo que nadie
tenga la desfachatez de romper con el diálogo aventurando que no conduce a
ninguna parte, y porfíe que se puede esperar todo de él pero no bueno, como
partir corazones por medio por fanáticas discrepancias, y seguir apostando por
el diálogo del garrote vil o ley de la selva aplicando al pie de la letra el
proverbio, el pez gordo se come al chico- dijo.
- Oye, y si la
Biblia vale la pena entonces podrías releerla de nuevo poniendo el acento sobre
el versículo que dice: "No es bueno que el hombre esté solo,
hagámosle una compañera". llegando a pronunciar Adán el primer
poema de la escritura: Ésta es ahora huesos de mis huesos, y carne
de mi carne"- respondió.
-¡Qué necedad!
eso sería una simpleza palmaria, y se justificaría en tanto en cuanto no compartiese
con la pareja áreas tan trascendentes como educación, cultura, valores, etc., argumentando
por ello que todo huelga, llegando al núcleo duro del consejo del sabio, cada
uno se lava su culo -dijo.
-Hola Juanico, buenos días, cómo tú por aquí a
estas horas, ¿qué tal andas? ¿herraste ya el mulo en Guájar Faragüit? -preguntó
-Sí, paisano, y que
yo sepa ando con los pies, gracias al cielo. Y perdona que voy a llamar a Dolorcicas para un recado, pero mal
dolor me dé por no vislumbrar sus debilidades por los famosillos de la tele,
los concursos de sevillanas u otros juegos -respondió.
-¡Caramba, y que lo
digas!, pues toca madera, porque el tiempo vuela y que yo sepa no tienes alas,
y las tres edades del hombre están a la vuelta de la esquina. Ajá, quería
referirme a la salud con mayúsculas entre otras nimiedades, aunque en el fondo no
lo son, y menos aún si naciste en Guájar Fondón -dijo.
-Por supuesto. Mira,
el pasado otoño la ciática no me dejaba salir a la puerta de la calle, como si
fuese el rico patrimonio heredado de los antepasados, de manera que ni a misa puedo
ir por no decir el tópico, ni a la taberna, que es lo más
socorrido en estos casos -respondió.
-¿Pero ya
restablecido saldrás a la plaza de vez en cuando a tomar el sol y conversar con
la gente?-dijo.
-No sé qué decirte
que rezuma enjundia, pero la conversación es un buen síntoma, un buen alimento,
el descanso de los ratos duros navegando por el trajín diario. Claro, sin comeación
no se puede, amigo, es el marca-pasos del vivir ... si falta el tubo de
escape en los motores revientan, y se hace muy cuesta arriba la marcha, precisando
el cerebro de igual modo un conducto por donde evacuar entuertos, excrementos o
las jaquecas que le aquejen a uno de cuando en vez -respondió.
-¿Juanico, entonces,
según se desprende de tu parlamento, eres consciente de que sin diálogo no
puedes buscar novia o ejecutar lo más elemental en la vida, respirar? -dijo.
-No sé si será
correcto llamarle así, bueno, o como se llame, pero lo cierto es que la comeación
sin sentirlo te limpia las calamidades o forúnculos que florecen en el trasero
o en la trastienda existencial, algo similar al verso machadiano de los Cantares,
cantando
la pena, la pena se olvida -respondió.
-Bien, ¿y sabes lo
que digo?, que hay una pléyade de incólumes personajes en la viña que tiran
para el monte y no se bajan del burro -dijo.
A propósito del debate,
veamos algunos argumentos lexicalizados o puyas estigmatizadas que minusvaloran
el diálogo haciendo de su capa un sayo, marcando el territorio como el rey de
la selva: ¡Donde manda patrón, no manda marinero! ¡Aquí mando yo, y punto! ¡Hay
que tener todo atado y bien atado por si las moscas! El librepensamiento
ahuyenta el progreso, el avance humano cayendo en las cavernícolas épocas del
taparrabos, y aullaríamos como lobos en los bosques sin un punto de bienestar,
generándose una orfandad o brutal estancamiento de la especie humana. Y por
ende se aferran a un clavo ardiendo gritando desafiantes ante el abismo, fuera
el diálogo, es una pérdida de tiempo, a la hoguera sus artífices, y otras lindezas.
Mas las excelencias del
dialogismo las ve un ciego, porque pese a la ausencia de luz choca con la tozuda
realidad, y si no que se lo pregunten al Lazarillo de Tormes al ir tomando las
uvas.
Por otro lado el
diálogo existe, y se palpa en la madre natura, entre minerales, plantas y
animales enviándose etéreos y afectuosos mensajes a través del potente polen,
que profetiza sin duda los actuales drones, y existe incluso en las estatuas
que pueblan los parques y jardines o museos, como el del Prado, donde en la
expo de Giacometti dialoga con las Meninas en una sorpresiva y enigmática comunicación.
El diálogo se masca
en el Señor de las Moscas, donde la poética de Willian Golding construye una trama
en una isla desierta con un grupo de niños caídos de un avión siniestrado, reflejando
un mundo contradictorio y escéptico con sus propias palabras: "el hombre
produce maldad, como la abeja miel", o así mismo el arriero con su destino
rodando por los caminos de la vida, como un canto rodado, increpando a las
estrellas del firmamento o a la corte celestial.
El diálogo se
enciende a través del logos con voces, gestos, miradas, cuando la glotis abre y
cierra la ventana del pensamiento en el intercambio humano trasmitiendo luz mediante
la palabra, o inhalando aliento a través de la compaña, puntos de vista, panorámicas
personales o esquemas de los seres pensantes, toda vez que hay gustos o
disgustos como personas o tirititeros que se dejan arrastrar por cloacas, o pisaverdes
pisando fuerte por los vaivenes o hecatombes del viaje.
Ni Von Braum embelesado
y perdido entre lunas, o Miguel Hernández, gran perito en lunas con el cálamo,
ni Platón con su hermenéutica y didáctica convencen a los más recalcitrantes para
que se apeen del burro y acepten el castizo proverbio, "hablando se entiende la gente" .
¿Qué tiene que
ocurrir para subirlo a los altares?, acaso lo que apunta la canción, "Ay
amor que despierta las piedras, ...ay amor, tan necesario como el sol"...