
No sabía Eli cómo superar
el contratiempo que de repente se le vino encima, al ir a despedir al novio a
la estación de ferrocarril, tan cariñosos como habían estado en el bar brindando por la
marcha de Ignacio a París, y al salir el tren ni siquiera sacó el pañuelo para
despedirse mirando para otro lado.
-¿Tendrá allí a otra?-masculló
entre dientes con furia.
Se quedó de piedra Eli,
hilvanando mil conjeturas, ya que era el paño de sus lágrimas en las tardes
tristes, y tan pronto como pudo se enganchó a las redes sociales azuzada por lo
sucedido buceando en las incoherencias de Ignacio, las obsesiones y sus últimos
pasos, con la esperanza de hallar alguna información al respecto, no tanto
secreta sino más bien de sentido común, llamando a las cosas por su nombre,
pues hablando se entiende la gente –pensaba ella-, llamando al pan, pan, y al
vino, vino sin más rodeos, convencida de que se coge antes a un mentiroso que a
un cojo.
Eli tenía muy
claro los objetivos, quería escalar las cumbres de la astrofísica,
pues ya de pequeña el firmamento y los planetas le entusiasmaban, y un viaje de
estudios que realizó con su instituto a la NASA terminó por convencerla del
todo, y para ello quería empezar por los cimientos aplicándose a tope en las
distintas materias académicas que estudiaba, hasta que dio el salto a la Universidad.
Ya en la
Universidad se sentía pletórica y feliz, no conformándose con aprobar los
cursos por los pelos, sino que se esforzaba al máximo e intentaba poner una
pica en Flandes, investigando los enigmas del espacio en los campos más enrarecidos.
Entre el
maremágnum de conceptos, teorías y tesis que pululaban sobre el universo le
llamó poderosamente la atención los innumerables cómputos que circulan desde
tiempos inmemoriales a cerca de los valores de Pi (3´1416 ó 3´14159…) recopilados
a través de los más variados púlpitos de arúspices y doctores del cosmos, y se
propuso profundizar en los mundos de la matemática buscando otras salidas o artilugios
científicos más novedosos e impactantes con idea de poner luz y orden en los
cuarteles de invierno de la física cuántica.
La teoría
cuántica es harto difícil de interpretar, ya que es bastante abstracta por su
pequeñez. Así por ejemplo, si pateamos un balón, conseguimos información
empírica del funcionamiento del mundo a una escala humana, pero no podemos
hacerlo con un quark, el fermión que forma la materia nuclear y unas
partículas llamadas hadrones, o aventando un fotón, partícula
responsable del fenómeno electromagnético.
Eli, a través
de sus créditos universitarios y másteres confiaba en que más pronto que tarde
se saldría con la suya y se haría la luz en tales entramados científicos.
Sin embargo
los giros o turbulencias de los vuelos de Ignacio no se les daban tan bien.
Pasó agotadoras
jornadas abriendo puertas y ventanas de la nube y del GPS pegada a la estela
que supuestamente había dejado, y después de estar investigando noche y día los
bandazos de Ignacio, no pudo encontrar ningún rastro certero que le llevase a
su paradero.
En el tejer y
destejer de los días brotan en las conductas humanas más enredos inexplicables
o acaso subterfugios más complejos que en la vida de los astros, planetas o
satélites.
El valor de
Pi se extrae de la longitud de la circunferencia entre la longitud del
diámetro. Y por ahora sabemos más de ochocientos mil decimales al respecto, sin
embargo la impudicia humana es más atrevida e incierta sin lugar a dudas, y a
buen seguro que le gana….
Ella adquirió
un pasaje para seguir los pasos de Ignacio con vistas a esclarecer en la medida
de lo posible alguna pista…y cuál no sería la sorpresa cuando lee en un
periódico italiano que un capo de la mafia siciliana lo había secuestrado,
encontrando la policía el cadáver flotando en las turbias aguas de un lago.
Allí terminó el misterio de su viaje.
Al poco
tiempo Eli pasó página, y paseaba por Londres con un apuesto mozalbete toda
radiante y feliz con su lunarillo en la mejilla izquierda intacto, y encontrándose
en trámites para unir sus vidas.
Con el tiempo
Eli, tras unos duros exámenes en la Universidad de Oxford consigue la cátedra
que tanto anhelaba, llegando a sentar cátedra con los valores de la mecánica
cuántica y los potenciales valores de Pi, y diríase que su vida
amorosa iba viento en popa cumpliéndose los sueños.