sábado, 7 de marzo de 2015

En el día de la mujer








          
   A igual trabajo, igual salario,
Es  lo menos que se les puede exigir
A los mandamases del empleo
Y a los gobiernos de turno,
Ya que tan operarios son los unos
Como las otras
En la feria de la oferta,
Las vanidades y la demanda laboral.
¿No basta, acaso, con los guiños pendencieros
O, a veces, el maltrato visceral,
El desmantelamiento de empresas
 O los vergonzantes paraísos fiscales,
O el dinero negro del ERE
Amasado en el colchón,
Mirando para la masía o
La mandorga del omnipotente,
Alimentando tics raros, misóginos
Y la galopante penuria según los géneros,
Hurtando  a ellas la protección legítima
A carrillos llenos, dejando las arcas
De l@s currantes vací@s, tiritando de frío
En medio de la nieve,
Sin un euro ni abrigo, y sin que les llegue
La camisa al cuello ni para fin de mes?
Pero ¡sí! la soga para bajar el telón de los días,
Pagando el impuesto revolucionario
De la dolorosa existencia,
Representando la macabra danza de la muerte
En el vientre de la más desolada
Hambruna, a la intemperie, sin cobertura
Alguna, ni plato que llevar a la mesa
Ni bocado para los sentidos o el placer,
A fin de sobrellevar y acallar
De la mejor manera
Los tiernos y exasperados gritos
De la prole en lo más indispensable
Y la pareja cómplice, pudiendo mirar al frente
Con la cabeza bien alta
Orgullosa de sus hazañas
Y conquistas, sintiéndose mujer realizada
En pro de la Humanidad, con una vida
Más justa, sana y,  de una vez por todas,
Más humana.

  



   

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