lunes, 25 de diciembre de 2017

Ráfagas





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   Ráfagas de viento, arrebatos de dolor ensañándose en las entrañas de la piel formando preocupantes ampollas, que se expandían por el cuerpo azuzadas por unas raras germinaciones que brotaban en su mundo, tal vez por contagio de pútridas algas o embalses de agua en mal estado, al bañarse durante la excursión que realizó con la peña cultural del barrio, o bien bebiendo agua de algún manantial a la vera del camino sin calibrar en las consecuencias.
   De haber ido a la excursión no se arrepentiría jamás, pues lo pasó en grande no faltando de nada, quizá tiempo por lo corta que se le hizo, comiendo como un rey una riquísima carne argentina regada con excelentes vinos vallisoletanos regalo de la empresa en la que trabajaba.
   Sin embargo las secuelas de todo aquello le llevaba a mal traer, dado que su vida se iba casi a tronchar al poco de la bacanal con el grupo según iba por las montañas y verdes pinares, volviéndose las cañas lanzas, al sobrevenirle unas migrañas con fuertes vómitos creyendo que se moría.
   Si bien la primavera pasada sufrió unas molestias estomacales de escasa virulencia que sobrellevó bien, en cambio los furiosos arrechuchos de ahora tenían otra cariz, llevaban en sus carnes otras intenciones, siendo tan turbias que clamaban al cielo, pues estando como estaba siempre tan pulcro y seguro de sí mismo no se explicaba los repentinos retortijones de aquella mañana, apuntando sin tapujos a un más que probable embarazo, eso es, ¡un embarazo!, poniendo el grito en el cielo cuando tradujo la enrevesada letra del informe de la clínica, consciente de que semejante veredicto no guardaba relación alguna con su historial y menos aún con su vida presente.
   Sin embargo, a veces, los aviesos duendes o eventuales coyunturas se retuercen como una soga, complicándose más de la cuenta los acontecimientos.
   Y al cabo de un tiempo, a propósito del lastimoso estado en que se encontraba, su tíaTula apuntó:
   -¿A ver, sobrino, todo esto no será por la operación en Londres?
   - ¡Pardiez, tía, no desvaríes!
   -¿No recuerdas la insinuación harto sigilosa de la matrona, que exhibías femineidad?
   -Pssssssss, ni lo pienses, no me tires de la lengua .... - farfulló fuera de sí.
   -Sabes que se hizo a espaldas de la familia con no pocos riesgos y con mis ahorrillos, que no sabes el trabajo que me costó.
   -Pero quedó todo bien, tía.
   -¿Y no quedaría algún cabo suelto, querido sobrino?
   -¡Que nooooo, tía, que noooo, ya está bien!
   Era de dominio público que desde el punto y hora en que fue intervenido, apareció siempre como un varón a carta cabal, tanto en los papeles oficiales como en el fogueo diario, presumiendo de estar en forma y bien dotado, y en consonancia con los cánones urológicos no dejando en ningún momento en entredicho su hombría.
   Nunca había sufrido percance alguno ni se vio envuelto en escándalos ni nada parecido, y cabe preguntarse al respecto si no le gastarían alguna putadita tomando copas en alguna fiesta echándole estupefacientes, poniéndolo a los pies de los caballos.
   Hay que reconocer que nada de lo que le achacaban mediante analíticas era cierto, ni cuadraba con su estado actual, tan sólo cabía la hipótesis de que le hubiesen roto o trucado algún filamento de los conductos cosidos o desactivados en la intervención londinense saltando todo por los aires, y haberle inyectado de paso semen incendiario mientras permaneciera inconsciente, aunque en ningún caso tal suposición revistiese visos de certeza.   
   Siempre había estado al tanto de su salud, cumpliendo meticulosamente las revisiones médicas, cerciorándose en todo momento de los niveles del hemograma y del poder hormonal, asistiendo para ello a los más prestigiosos simposios de la materia allí donde se celebrase, aunque fuese en las antípodas.
   Sin embargo hay que reconocer que no es oro todo lo que reluce, toda vez que a la hora de la verdad prima la plata en ciertos estamentos, poderoso caballero es don dinero, y así, para curarse en salud, los eximios doctores y adláteres de la clínica harían la vista gorda y lo indecible por la obra, intentando tapar errores de bulto, evitando que se viniese abajo el tinglado financiero que habían montado, extendiendo sin pudor informes falsos a gusto de los interesados, incluso de los delincuentes, de forma que el dictamen pudiese ser entendido lo mismo en un sentido que en otro, al igual que la pitonisa romana cuando le consultaban los generales por el desenlace de la batalla, respondiendo con una frase tan intrincada y ambigua que podía significar tanto una cosa como la contraria, y así siempre acertaba quedando sumamente complacidos los generales.
   No cabe duda de que si las extemporáneas corrientes que lo llevaron por los renglones torcidos de la vida se hubiesen convertido en ráfagas de amor y cordura, a buen seguro que habría encendidas fragancias columpiándose en su jardín.


3 comentarios:

rociocher dijo...

Hay otros que me han gustado mas q este la verdad

jose vasanta dijo...

Gracias. No siempre llueve a gusto de todos. No obstante, otro día saldrá otro sol más radiante, que mejor alumbre. Saludos

pancho dijo...

Buen relato, actual, gracioso y "fabuloso"