jueves, 6 de noviembre de 2008

CONDIMENTOS


Rugosos, grasientos,
y salobreños
los silbos del
cimbreante
pensamiento,
-diminutas ninfeas
catapultadas
a desiertos
sin respuesta-,
con opacos nimbos
y zurcidos con frases
de jardín...
Auroras borrascosas
sin afinado timón,
sin apenas aliento
de corazón
ni de cándidos libros
de primera conjunción...
A lo lejos, entre
el leve aleteo
de dos luces,
se vislumbra
un atajo no transitado,
trenzando
halagüeños
aires nuevos.
En la hondonada
desconchada,
falta hacen
alamedas llenas
de amarillos
y sonrientes
ruiseñores,
que dibujen
con pinceles
de obsequio
susurros de
vihuelas,
remedando
los míticos sueños
de artífices órficos.

No hay comentarios: