Ella empezó a bucear como por instinto, a hacer piruetas, el muerto, o a
exhibir el busto vociferando, arrojando a Adán chinillas, melocotones,
naranjas, algarrobas, pero ni por ésas, seguía con los ojos cerrados a cal y
canto, aunque de cuando en vez se le abriese la boca, como si le apeteciera
tomar alguna fruta, o echar un trago de agua por la sed o tal vez un mojito, y
mientras tanto, Eva jugaba alegre en el agua, haciendo blancas pompitas, y
nadaba perdiéndose por las corrientes que de vez en cuando se formaban por los
zarpazos de unos cucos cocodrilos que se ocultaban tras los ramajes de los
sauces, y viendo que Adán no resollaba, no estaba por la labor, le arrojó una
buena piedra, dándole en el ojo , quedándose patidifuso, totalmente a oscuras,
y, reaccionando, alargó la mano, apenas sin darse cuenta, y tropezó con una
hermosura de manzana que acaba de caer del árbol, y se la lanzó dando en el
culo (diente por diente), y farfullaba para sus adentros, ahora te aguantas,
querida, y recuerda que esta noche no pegas ojo.
sábado, 24 de agosto de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
Destellos veraniegos

Aquella luz hueca no conduce al averno
Sino a degollar alboradas
Desde el dique seco del idioma.
Al pie del cañón estoy,
Entre lo crudo y lo cocido,
Y me descolgué por lo viciado.
Cuando la hermosa Diana
Se enamoró del apuesto cazador,
Nunca pensé que acabaría sus días así.
Al pie del altar
El cisne negro dormita
Como la luna en la terraza.
No quiero riquezas,
Sólo te pido una brizna
De la hierba que ufano pisas.
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