sábado, 24 de agosto de 2013

La fruta








                                 

  



 Ella empezó a bucear como por instinto, a hacer piruetas, el muerto, o a exhibir el busto vociferando, arrojando a Adán chinillas, melocotones, naranjas, algarrobas, pero ni por ésas, seguía con los ojos cerrados a cal y canto, aunque de cuando en vez se le abriese la boca, como si le apeteciera tomar alguna fruta, o echar un trago de agua por la sed o tal vez un mojito, y mientras tanto, Eva jugaba alegre en el agua, haciendo blancas pompitas, y nadaba perdiéndose por las corrientes que de vez en cuando se formaban por los zarpazos de unos cucos cocodrilos que se ocultaban tras los ramajes de los sauces, y viendo que Adán no resollaba, no estaba por la labor, le arrojó una buena piedra, dándole en el ojo , quedándose patidifuso, totalmente a oscuras, y, reaccionando, alargó la mano, apenas sin darse cuenta, y tropezó con una hermosura de manzana que acaba de caer del árbol, y se la lanzó dando en el culo (diente por diente), y farfullaba para sus adentros, ahora te aguantas, querida, y recuerda que esta noche no pegas ojo.    

No hay comentarios: