sábado, 13 de septiembre de 2008

Invitación







Un vaso de vino entre las flores;
bebo solo, sin amigo que me acompañe.
Levanto el vaso e invito a la luna;
con ella y mi sombra seremos tres.
Li Po

SOBRE LAS PALABRAS
No se puede salir con las palabras, siempre te comprometen.
La palabra nace -afirma Herbert Conway- cuando en el silencio, en el primer silencio, un hombre imita a un papagayo.
Amante de las palabras y sus extraños significados, el Emperador Azul dispuso, en una tarde de ocio y favoritas, la creación de un diccionario que dotara de infinitos nombres y metáforas a las plantas del reino.
También la palabra es vegetal, y tiene alma, y crece; confiesa el soberano a un libro secreto pocos días antes de su muerte.
Muy estricta en sus gustos, y gran conocedora del poder persuasivo de los sofismas, Gemma Steven declara sin mucho convencimiento: Primero es la palabra, después la rosa.
Rafael Pérez Estrada

LAS NUBES
Quedamos absortos cuando el niño, tal si se tratase de la cosa más sencilla, contó cómo había visto aparearse a las nubes más allá del otero. Entonces, alguien advirtió la conveniencia de que no se le permitiera andar tanto tiempo solo. Sin embargo, a los pocos días vimos a la más blanca y esponjosa de las nubes seguida de su camada. La mujer, experta en comparaciones, exclamó, refiriéndose a los recién nacidos: Parecen ovillos de lana inglesa. Fue el niño el que al final decidió la cuestión: Las nubes son silenciosas -dijo- y sólo soportan el ruido del trueno; así que basta ya de tanta palabrería.
Rafael Pérez Estrada

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