domingo, 22 de abril de 2012

Un tertuliano invitado


                                       

   Aquel día se consiguió abrir una ventana en el campo de visión de la tertulia, de tal manera que sin que apenas se notase en los inicios, según avanzaban las manecillas del reloj, las manos de los tertulianos, haciendo gala de mil malabarismos con sus bolígrafos, se fueron abriendo y expresando en los más variados aspectos y matices sobre la problemática del género humano, sobre lo bello, lo verdadero, lo bueno, lo deleznable o lo que merece la pena cultivar en el día a día, abonándolo y resguardándolo de las frialdades ambientales.
   El nuevo tertuliano, conspicuo y eufórico, en un breve inciso, tomó la palabra y, refiriéndose al núcleo de la temática que nos ocupaba, dijo, me congratula vuestra entrega y amor a la palabra hecha vida.
      

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