domingo, 16 de agosto de 2009

Sensaciones





Qué sientes en las entrañas,
Tal vez el silencio de los campos,
El crujir del viento en la alborada,
Las veladas tiernas del cariño que anima,
O acaso la casa echando fuego por los ojos
Sin rumbo en el horizonte,
Cascadas de sensuales gorjeos y no saborearlos
En la alcoba sosegada.
O la pradera verde y llena de remansos de agua brava,
O las dulces pinceladas de fresa pidiendo ser devoradas
Por unos dientecillos melosos apelmazados
En el blanco del corazón solitario.
Si abres la ventana saltarán volando los asfixiados arrebatos
Y aplaudirán a cuatro carrillos bailando en las mejillas
Regadas con gotas de rocío destilado de las pupilas de
Tu incienso celeste.
Cuando llega la noche se cubre el cielo de buitres
Y saltamontes mezquinos atrincherados en motoncitos
En la alevosa oscuridad
Y suspira por un ansiado amanecer, refulgente y hermoso;
Tu caracola con la mía dentro de la bola
De cristal en donde se lee,
Sí, voluptuosamente -volo-
Quiero la voz de las alturas, lo angelical de acá abajo;
Añoro tu sombra ardiente y muero envuelto
En la plenitud de tu encendida luna,
En las explosivas filias -Ars amandi ovidiano-
De tu ternura.

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