miércoles, 25 de abril de 2018

El hombre de Marte o crónicas marcianas






Resultado de imagen de planeta rojo

   Mientras no alumbre nuevos retoños planetarios el TESS que ha lanzado al espacio la NASA, hemos de conformarnos con lo que hay.
   El acrónimo TESS nace, como las flores en primavera, de las siglas de Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito, equipado con toda clase de detalles, cámaras y objetivos de estudio, hospedándose durante un largo tiempo en un centro espacial ubicado entre la Luna y la Tierra con el fin de examinar el cielo en busca de otros mundos alienígenas.  
   Con TESS se acrecienta la eficacia y la potencia con respecto al explorador KEPLER, disponiendo de mayor visibilidad y posibilidades de hacer foco en un determinado grupo de estrellas. Si bien Kepler fue una revolución en su día, no obstante estaba sobrecargado de trabajo, al tener que observar muchísimas estrellas y algunas en un estado lamentable, siendo muy complicado determinar sus atmósferas.
   En cambio TESS se dedicará no sólo a las estrellas brillantes y cercanas, sino también a conseguir datos del cielo en su totalidad, configurando un censo completo sobre los hemisferios Norte y Sur.
   Y adentrándonos en los entresijos y misteriosos horizontes marcianos surgen algunas dudas al especto, ¿podremos los humanos viajar a un exoplaneta? La ciencia dice que lo que acontezca tras la confirmación de otra Tierra más allá del Sistema Solar es una incógnita, situándose en el campo de la ciencia ficción. 
   Los planetas que detecte TESS estarán a cientos de años luz, y no existe por ahora una tecnología que permita un viaje a semejantes distancias, y menos aún barajar la posibilidad de enviar a una persona, sería un robot o sonda en todo caso.
   Pero la literatura y la imaginación van por otros caminos cogidos de la mano, como ya atestiguara Julio Verne, verdadero arúspice del universo, viajando ligero de equipaje adonde se le antojara como si tal cosa, al centro de la tierra, los abismos marinos o la misma luna.
   Y no hay reglas o argumentos que pongan freno a la comunicación interplanetaria ni a la osadía creativa, deslizándose a toda pastilla por los cuatro puntos cardinales, a sabiendas de que incluso en las distancias cortas la comunicación, y sobre todo humana, racanea, como acaece en las parejas a pesar de los prometedores compromisos que se contraen, y la no menos loable ayuda de los medios publicitarios animando a mantener unas relaciones sinceras y responsables para formar un hogar feliz, y la proliferación, por otro lado, de todo tipo de artefactos, como los móviles, gracias a los avances tecnológicos.
   Y mientras tanto, el variopinto baile de estrellas, astros, satélites y meteoritos en el espacio dan pie al planteamiento de  múltiples interrogantes y no pocas calenturas y curiosas adivinanzas con la bola de cristal.
   Tanto es así que, guardando las distancias con el Planeta Rojo por supuesto, pero con similar colorido, situándose a la vera del barranco de Rendate guajareño, nombre tomado del bandolero árabe Rendatí que se guarecía en aquellos abruptos parajes por el descanso del guerrero, se encuentra en las cumbres de aquella montaña de verdes pinos el célebre yacimiento arqueológico de el Castillejo repleto de legendarias historias de ancestrales vestigios étnicos anteriores a los moriscos, pese a no figurar en los libros de texto locales ni misales o anales de esoterismo, ni tan siquiera en la mitología popular al uso de otros mundos posibles, no es menos cierto que su aliento, las pulsiones y color bermejo perviven vivos en las gargantas y fantasía guajareñas, llevándolo tatuado en el subconsciente contra viento y marea y a mucha honra.
   La mente humana anda siempre enredando en la sombra, hurgando en lo sacro, secreto o irreverente de los entes, sean tumbas de dioses, erupciones telúricas o humanas o en las más intrincadas corrientes vitales, y seducida tal vez por la apetitosa idiosincrasia de los colores (como el arco iris) utilizan epítetos cromáticos hasta la saciedad para pintar prosopografías o retratos en carne y hueso, así un bebé rebosante de alegría y salud presentará unas sonrosadas mejillas y cachetes encarnados con vivos colores en la cara, que es el espejo del alma.
   Al cabo de los tiempos, y tras haber pateado e incluso estrujado como un limón el planeta Tierra, resulta que ahora les viene pequeña a los humanos, y han echado el anzuelo por otros mares a fin de expandir sus tentáculos económicos y castrenses, científicos y políticos a través de los corredores interplanetarios, inclinándose por las autopistas de más lustre y pompa, el turismo, tal vez por su alta rentabilidad, al recaudarse los más suculentos ingresos a escala mundial. 
   Y para tamaña empresa necesitan poder infiltrarse en las redes interplanetarias, llevándolo con el mayor sigilo y agarrándose, como a un clavo ardiendo, al derecho internacional de ocupación de tierras que propusiera en su día el padre Vitoria, "el que roture primero será el dueño", o según el dicho popular, "quien da primero da dos veces", o con otras palabras, "la presta dádiva hace su efecto doblado" (Covarrubias)
   Y de esa guisa pretende el género humano llegar a buen puerto, que no es otro que al planeta de moda, Marte, instalándose con todos los enseres y engorros caseros (incluidos los arreos de playa, sombrilla, nevera, sillas con los correspondientes bocatas, tortillas de patatas, sandías y licores), y una vez allí empezar a amasar billetes, montando chiringuitos o monumentales edificios con un gran despliegue publicitario de desfiles, globos y músicas acordadas por los terrenos marcianos, y todo bien masticado y listo para servir, pudiendo hacer cómodamente las compras a plazos, on line o llevárselo a casa, o bien viajes interplanetarios de fin de semana con guía incluido por los pasillos interplanetarios disfrutando de mercadillos, rutas de la tapa o eventos culturales, y la posibilidad de asistir a bautizos, cumples o bodas de marcianos para conocerlos mejor, aunque surge la duda acerca de qué calendario adoptar, gregoriano, juliano, vikingo o marciano.
   Y todo ese maremagno multivivencial de auroras boreales, refulgencias galácticas  y avatares  en su conjunto, envuelto todo con las mejores expectativas y sorprendentes obsequios de bienvenido Mister Marshall a los primeros que piquen seducidos por la propaganda de los lobbys del espacio, que siempre están al acecho, consiguiendo exorbitantes ganancias allí por donde pasan, en este caso por Marte, comprando a un precio irrisorio y venderlo por las nubes. En su vademecum llevan un abanico de diseños de colores, promesas y fantasías con la vitola de ventajosas ofertas de parcelas para hacerse un apartamento con vistas al mar o al abismo marciano, a gusto del consumidor, provocando una vorágine inversora, soñando con hacer su agosto con el tejemaneje y trapicheo del planeta rojo.
   Tienen así mismo in mente acometer empresas faraónicas en Marte, y para ello es preciso que circulen ríos de dinero negro por los blancos espacios siderales a través de los cohetes espaciales, aunque corran no pocos riesgos al atravesar los puntos negros o conflictivas fronteras interplanetarias con guerras a muerte por un lado, y la emigración clandestina y avaricia humana, que no tiene límites, por otro.  
    No cabe duda de que toda la cúpula emprendedora quiere obrar como dios manda, con talento y sin perder la cabeza ni caer por los orificios cósmicos, intentando cual otro Cristóbal Colón, descubrir nuevos mundos por el espacio, y descargar la artillería pesada si preciso fuere en defensa de los intereses creados, saciando los delirios bursátiles.
   El afán humano por superarse a sí mismo y a todo bicho viviente estimula su ego, elucubrando con los más insondables horizontes de grandeza acumulando posesiones en el cielo y en la tierra, y una vez dominada la materia, lanzarse a la conquista de la inmortalidad.
   El ser humano no cesa, como el rayo poético de Miguel Hernández, en sus pretensiones, siempre expectante, inquieto, mirando a las alturas sin fiarse del entorno, pues ya lo dice el refrán, a Dios rogando y con el mazo dando, y con más recelo si cabe por tratarse nada menos que del planeta Marte.
   Ha sido uno de los primeros planetas en ser contemplado mediante telescopio. Y ya desde tiempos inmemoriales la ciencia empezó a especular acerca de la existencia de vida extraterrestre, llegando ciertos astrónomos a describir diseños de canales presumiblemente útiles para las comunidades marcianas.
   La semejanza con la Tierra alimentó la creencia de que allí hubiese seres vivos, ya que la superficie marciana ofrece formaciones permanentes y casquetes polares que no se encuentran configurados por auténtico hielo sino por estratos de escarcha o sustanciosas cantidades de hielo seco.
   Marte es el segundo planeta más pequeño del sistema solar y cuenta con dos satélites, Fobos y Deimos. Cuando la nave Mariner 4 sobrevoló el planeta rojo, se observaron manchas claras y oscuras, por lo que los científicos especularon con la presencia de agua en la superficie. En la actualidad la comunidad científica presupone que hace 3´5 millones de años hubo severas inundaciones en dichos parajes. En el 2015 la NASA halló pruebas de agua líquida salada en sus entrañas.
   El mote de planeta rojo se explica por los minerales de hierro del suelo que al oxidarse le dan una coloración rojiza, que se puede distinguir desde nuestro planeta. Las manchas nítidas sobre Marte posibilitaron la observación y el cálculo de sus ciclos orbitales. Su tamaño es aproximadamente la mitad de la Tierra, y la distancia al Sol de unos 228.229 millones de kilómetros.
   ¿Te gustaría vivir en Marte? Un equipo español ha ganado un concurso de diseño de un hábitat humano en tales lares, y ha sido tan sonado el gozo que los astros en su movimiento cósmico tararearon la célebre canción, "Que viva España, la gente canta con ardor"... Y la primera sociedad colaborativa del entorno se llamaría Algi, protegida por una membrana biológica conteniendo algas y agua. 
   Y podría ser granero o almacén del planeta Tierra, enviando allí el chapapote y los plásticos para reciclarse, purificando el medio ambiente y los desmanes de los terrícolas.
   En algún momento un millón de humanos vivirán  en Marte. La misión del proyecto HP Mars Home Planet consiste en conceptualizar y diseñar las áreas urbanas que apoyarán las vidas de los futuros colonos. Inspirada en estas visiones y proyectos, la Humanidad dará un paso más hacia la colonización del Planeta Rojo.
   Ea vamos, vente a Marte, Vicente, o al Castillejo guajareño, que no desmerece.
                 
     

3 comentarios:

Marijose Muñoz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marijose Muñoz dijo...


Me ha encantado, con esas pinceladas pictóricas, siempre me hallo en tus rediles Jajajajajaj o será que por pura elucubración, soy tan narcisista que sólo veo ya lo que resplandece bajo mi reflejo Jajajajajajaja

Un abrazo grande, amigo Pepe

Anónimo dijo...

Orgullo, placer y motivación son las tres palabras que se me ocurren. Orgullosa de saber que esto lo escribe alguien tan cercano a mi. Placer es saber que aparte de disfrutar leyendo, aprendo de ti y de lo que nos rodea. Motivación es lo que hiciste al inculcarme tantos valores y enseñarme tantas cosas, por motivarme a escribir, a pensar, a valorar.......... he llegado al lugar donde estoy hoy principalmente gracias a ti.

Tu nieta