lunes, 21 de marzo de 2016

Operación Galatea








    (A Cervantes en el IV centenario de su muerte, 22 de abril del 1616) 
La frase cervantina: "Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades".

   De descarado plagio puede clasificarse el epígrafe de La Galatea de Cervantes con el alegre añadido de Operación, publicado hasta la saciedad en las principales portadas de los diarios más influyentes y sensacionalistas del globo, equiparándolo al sucio fango de las operaciones bancarias de narcotraficantes llevadas a cabo en los últimos tiempos.
   Si Cervantes levantase la cabeza y contemplara la faena en pleno ceremonial del IV centenario del fallecimiento, a buen seguro que la liaba y gorda y liándose la manta a la cabeza embarcaría de nuevo rumbo a Lepanto para resarcirse de tanta deshonra, aunque en el empeño perdiese el otro brazo, y, encorajinado, movería Roma con Santiago para desmontar los títeres y chiringuitos culturales erigidos a su costa denunciando los intereses espurios y las zancadillas, subrayando el poco aprecio y apoyo prestado por los mass-media al servirse del bucólico título para airear tan innoble causa, rozando lo escatológico, los vórtices del crimen, situándose en las antípodas del acervo cervantino, donde reina la fantasía y riela la roja luna, acariciándose dulces ternuras y cuitas pastoriles.
   Acaso la tribu periodística pretenda subvertir los prístinos impulsos cervantinos, recluyéndolo por enésima vez en lúgubres mazmorras, obligándole a revivir cautiverios con la espada de Damocles, forjando estratagemas, cual otra Sherezade, con el fin de zafarse de las malas artes, contando historias día y noche hasta caer en brazos de Morfeo el verdugo, logrando al fin ser liberado.
    Y de tales madres y taninos fermentaron en años posteriores los excelentes caldos y episodios con el beneplácito de musas y dioses del Olimpo, creando los maravillosos mundos de arcadias, quijotes, sanchos, dulcineas, barberos, curas, venteros, rucios y rocinantes retozando, ancha es Castilla, por la vida, urdiendo sin cortapisas Las mil y una noches entre Escila y Caribdis, batallas y desengaños, presidios y aventuras.
   Probablemente los afanes periodísticos sean hábiles artimañas o una coartada para darle la vuelta al monipodio crematístico de testaferros y acciones del crimen organizado tatuándolo con edulcorados eufemismos a fin de lavar la cara o adecentar las vilezas, trayendo a la palestra a su insigne figura arrastrados por el oleaje de historias que bullen en sus páginas, ya que por los torcidos renglones de su vasta producción transitan los más variados y ricos temas: amor, familia, educación, religión, orfandad, injusticia...
   Por otro lado, cabe pensar que no sea descabellado cobijarse bajo tan fértil y corpulento árbol con idea de extirpar tanta bazofia y gangrena, tanto entuerto y filibusterismo que pululan por los vericuetos del vivir, y sería frustrante que en los atavíos y alforjas no portasen algún remedio o remiendo para restañar rotos o descosidos, quejas o heridas del ánima acaecidas en todo tiempo y lugar según se discurre por los ásperos y polvorientos caminos.
   Las vivenciales corrientes y ríos de tinta cervantinos circulan por las más vívidas e irrefrenables ansias de libertad, justicia y cordura que imaginarse pueda, abundando en que no hay cosa más fuera de consuelo que la propia desventura. Abanicos de avatares y cavilaciones sin fin se revuelven a cada paso a través de sus lúcidas y sentidas creaciones.
   Resulta que lo que tenemos hoy hasta en la sopa, corruptelas, nepotismos, imposturas, desfalcos, histrionismos o encendidas utopías reverberan a raudales por entre los ramajes de aquellos bosquejados horizontes.
   Y Cervantes, como gato escardado, huye de la lepra de la incomprensión, el hostigamiento y la incongruencia con toques de cielo creando todo un mítico mundo con la palabra, donde ella vive y reina, patea calles y pone patas arriba lo execrable o al baño maría o en solfa los desmanes, preparando con sus mondas y virutas castillos encantados, pesquisas de carne y hueso o cataplasmas tanto para el cuerpo como para el espíritu.
   Por ende, si se observan los tramos y meollo de la Galatea, cuyo nombre es utilizado en los medios con la nomenclatura Operación para reseñar y resaltar la problemática del desvalijamiento a gran escala, donde la materia prima de tales operaciones no son las palabras sino los caudales, donde la bolsa suena, no es materia menor las pullas y soledades y lamentos de amor robado, pues poderoso caballero es don dinero, que van hilvanando a su manera los puntos y las puntadas en las fechorías y heridas, donde beben los osados informadores los sentidos latidos, como los versos que el viejo Eleuco, acompañándolo con el rabel, ruega a Artidoro que cante por haberle dado el cielo tal gracia, "En áspera, cerrada, escura noche/, sin ver jamás el esperado día/ y en contino crecido amargo llanto/ ajeno de placer, contento y risa/ meresce estar y en una viva muerte/ aquel que sin amor pasa la vida///..., recalcando que aquellos enamoradizos tallos hervían a borbotones en las hogueras vitales, cebándose sin reparo en las hálitos cervantinos.
   Y en las postrimerías, Cervantes, con el pasaje de Caronte en su poder, le dice al conde de Lemos, "El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir" ...
   ¿Y no es más cierto que la luz del día, que el manco de Lepanto sigue más vivo que nunca? ¿Alguien duda?