Aullando van desbocados
los rifles del desaliento
por el desangelado
túnel del tiempo;
y semejantes signos,
harto galopantes,
con furtiva frivolidad
asfixian
la ardiente sinfonía
de las inquietudes
consentidas...
En la desazón
de ese día
la nívea razón
se desborda
a borbotones
por desfiladeros
mal calculados,
-fríos de íntimo invierno-,
arrastrada por aguas ciegas,
negándole cicateras
el propio destino
de su razonable
cuenca...
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