jueves, 16 de octubre de 2008

ENGAÑADA


…pues ahí vamos, por la vida,
A orillas de la mar,
Medio idos, sordomudos,
Completamente desflecados, harapientos,
Y arropados con la desnudez
A cuestas.
No sé ni cómo vamos,
De puro milagro;
Con los zapatos sollozando,
Los cordones umbilicales partidos,
Y la mirada engañada por los trinos
Que zumban por primavera.
Y el picoteo taciturno
Del tiempo
En la llaga no para.
Qué dura la blanda agua del manantial
Al amanecer,
Donde se bebe y vive.
Pues ahí vamos, Compañero
En la distancia
De largas parrafadas,
De parrandas de hispalense pluma.
Y nos acercamos al balcón de Europa,
Cual lagartijas aladas, titubeantes,
Como te conté aquella fugaz
Tarde en el espejismo de la atmósfera
Que nos cubría.
A fin de cuentas, son palabras
Que bailan heridas,
Zurcidas con hebras de brisa,
Y se guardan allí, en la morada,
La casa, precisamente, de las palabras
Hechas de bronce
En tal calle, y todo ocurrió a las once
Con el mismo dígito, cuando
Tomamos café, ¿recuerdas?
A esa altura, por capricho suyo.
Alguna de ellas, ruborizada, ocultando
Su íntimo rescoldo, me sale por la boca,
Y dice entre dientes,
Hasta pronto, palabra,
Colgando sentidas acuarelas
En acantilados de soles.

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